"no coge bien el lápiz"


El niño y la niña sigue 2 leyes en su desarrollo: la céfalo caudal y la próximo distal, esta última quiere decir que el niño o niña va madurando desde el centro del cuerpo hacia las puntas de sus extremidades, por eso los bebés mueven primero todo el brazo de forma global antes de tener control sobre lo que hacen con sus dedos.

La pinza escribana, es decir, cómo agarramos el lápiz al escribir, pintar… viene desde el hombro y depende por lo tanto de nuestra motricidad gruesa.

Esta pinza suele aparecer por primera vez en el bebé cuando comienza a gatear y a sentarse por sí mismo.

Por eso es importante que favorezcamos desde bebés la libertad  de movimiento, es decir, que el bebé tumbado en el suelo vaya descubriendo el volteo, la postura de boca abajo, el reptado, el gateo, aprenda a sentarse sólo por sí mismo (sin que un adulto lo ponga antes de que sea capaz sólo o le enseñe), se ponga de pie y ande sin ayuda (os dejo más información aquí). Si interferimos en estas etapas tempranas de la vida, le colocamos en posturas a las que no llega por sí mismo, hacemos que se salte etapas, usamos taca tacas, lo sentamos, le damos las manitas para andar… no estamos favoreciendo el desarrollo natural de esta motricidad y en ocasiones, aparecen dificultades a largo plazo, como una postura no adecuada al escribir, excesiva tensión para coger el lápiz, pinza no adecuada, cansancio, un trazo no adecuado…

Entendiendo la importancia que tiene la motricidad gruesa para el desarrollo de la fina, en los casos de un mal agarre del lápiz, debemos favorecer mucho el movimiento: trepar, subir, bajar, escalar (ir al parque, al campo, psicomotricidad vivenciada…)
Con la idea de ir de los movimientos más amplios hacia los más finos,  es decir, que partan del hombro, el codo, la muñeca y finalmente los dedos…será importante que el niño o la niña pequeños no comiencen pintando con ceras sino con toda su mano y en superficies muy amplias, para eso la pintura de dedos es adecuada.


¿y al pintar?
Ante un agarre inadecuado podemos ofrecer de la misma forma superficies muy amplias (papel de mural) y comenzar con la pintura de dedos, pintando con la mano entera,  para que el movimiento parta desde su hombro. Progresivamente el movimiento se irá refinando y poco a poco dejará de usar la mano para comenzar a usar el dedo y más adelante podremos ofrecer algún instrumento gráfico como ceras, lápices, pinceles… (Esta secuencia, que va de los movimientos más amplios a los más refinados, podemos favorecerla también con los niños y niñas pequeños, no sólo cuando son mayores y observamos que no realizan una pinza fina)


El soporte, sobre lo que se pinta,  preferiblemente lo utilizaremos en vertical (en la pared) antes que en horizontal puesto que la fuerza que se hace con la muñeca  es distinta y como decimos, se reflejará en la pinza.

Si pretendemos que el niño o la niña aprenda a sujetar bien el lápiz obligándole a usarlo, recolocando la postura de los dedos, usando adaptadores, haciendo cuadernillos… lo que conseguiremos es fijar más la dificultad, una postura tensa, cansancio y aburrimiento, ya que un mal agarre suelen suponer mucho esfuerzo a la hora de escribir.

Laura Estremera Bayod