Más juego en las aulas. Transformando la escuela 5/10

A través de 10 artículos quiero invitar a la reflexión sobre si lo que se hace tradicionalmente en la escuela es lo más adecuado para el niño y la niña. En estos artículos, en los que iré abordando diferentes temas, me gustaría poder ofrecer una mirada que invite a transformar la escuela tradicional en una escuela centrada en los niños y niñas, una escuela centrada en sus necesidades reales.
Feliz lectura, Laura Estremera.



Todos afirmamos que “los niños aprenden jugando” pero ¿realmente lo llevamos a la práctica?

En el segundo artículo de esta serie ya os hablé sobre cómo se desarrollaba la inteligencia de los niños y niñas, y vimos que se iban desarrollando una serie de estadios en los que los nuevos se apoyaban en los anteriores, por lo que las necesidades de los estadios primeros siempre estaban presentes. 
También os expliqué que entre los 2 y los 6 años la inteligencia se desarrollaba principalmente a través del juego simbólico, sí, del juego y no de actividades, ni de lecciones, ni de fichas, ni de conceptos, ni a través de programas de ordenador, ni de vídeos…

Pero ¿cómo es ese juego que favorece el aprendizaje?

Pues el juego que es libre y como tal, lo elige cada niño o cada niña, no un adulto; en el que este no interfiere, es decir, no da órdenes de qué hay que hacer, no sugiere, no dirige; el que no tiene un objetivo ni una forma correcta o incorrecta de realizarlo, es decir, se realiza por el simple placer de hacerlo y el niño o niña se implica emocionalmente en lo que está haciendo.

En resumen, el juego que realmente favorece su desarrollo es ese juego que para muchos adultos parece una “pérdida de tiempo”, que parece inútil y por lo tanto le damos poco espacio en las aulas y solamente si sobra tiempo, dando prioridad a las actividades escolares ¡cuando lo que realmente les permite desarrollarse es el juego libre!

Como sabemos que “los niños aprenden jugando” a veces confundimos lo que es jugar y creemos que por hacer una actividad más divertida, manipulativa, que implique movimiento… es un juego, pero para que el juego lo sea realmente y por lo tanto les sirva para adquirir los aprendizajes más importantes de los primeros años de forma natural, debe de cumplir las características que acabamos de ver: libre, sin objetivos, sin forma correcta de realizarlo, sin finalidad…

Y es que simplemente jugando, los niños y niñas, descubren su cuerpo, el funcionamiento y las características de los objetos, leyes de la física, vivencian los aprendizajes, ensayan, repiten, se equivocan, se replantean situaciones, aprenden a relacionarse con los demás, desarrollan el pensamiento matemático, la creatividad…

Por lo tanto, debería de dedicarse más tiempo y espacio al juego en las aulas, al juego real, al juego libre. Debería de ser una prioridad y lo que ocupara la parte principal del tiempo en todo infantil, pero además, teniendo en cuenta que cada niño y niña es diferente y que las etapas del desarrollo no son rígidas, debería de ser la base en los primeros cursos de primaria.

Jugar no es perder tiempo, es ganarlo, solemos tener demasiada prisa por que los niños y las niñas alcancen los aprendizajes escolares, pero si tenemos en cuenta las investigaciones hasta la actualidad, sabemos a través del juego libre (y mejor si es en el exterior) se sientan las bases de los aprendizajes para que no sean superfluos ni memorísticos.


Si todos sabemos que “los niños aprenden jugando” hagámoslo realidad y convirtamos las aulas en espacios acordes a las necesidades reales de los niños y niñas, acordes a su desarrollo real. Que haya más juego en las aulas y no sólo en infantil, también en primaria.



Laura Estremera Bayod

Maestra de audición y lenguaje, Educadora infantil y Psicomotricista.
Autora del blog Actividades para el primer ciclo de educación infantil, del libro CRIANDO (de descarga gratuita) y del libro SER  NIÑOS ACOMPAÑADOS.


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